Bienvenido.

Bienvenido a Ministerios Emmanuel, una comunidad Cristocéntrica en donde vivimos y predicamos el amor de Jesucristo en nuestras vidas. Y como hijos creyentes de Dios, en nuestra misión tenemos el compromiso y "La Gran Comisión" que Jesús nos dejó antes de ascender al Padre:

Mateo 28:19-20

19 Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Desde nuestra fundación, Dios le dio a nuestra iglesia la visión de alcanzar la ciudad de San Francisco para Cristo, y Dios todavía está llamando a Ministerios Emmanuel hacia esta visión. Vemos una comunidad de discípulos valientes y comprometidos llevando la esperanza y el amor de Jesús a nuestras familias, nuestros trabajos y nuestras escuelas.

En Ministerios Emmanuel, el evangelio nos anima a vivir con valentía y amar con autenticidad a nuestros hermanos mientras seguimos a Jesús a cada paso. La invitación de Jesús a seguirlo es una invitación de nuestro Creador a descubrir el propósito para el que fuimos creados. Al seguir a Jesús, estamos preparados para compartir la esperanza de Jesús.

¿Te gustaría compartir este viaje de Fe con nosotros mientras ponemos nuestra mirada en seguir a Jesús juntos? 

 

Nuestros Valores

 

  

 

 

 

Nuestros Fundamentos

Hay un sólo Dios verdadero, que ha existido desde la eternidad en Tres Personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Los Tres son uno y un sólo Dios. Dios creo todas las cosas de la nada y su poder lo sostiene todo. (Genesis 1:26, Juan 1:1, Efesios 1:13-14)

Jesus fué concebido por el Espíritu Santo y nació de la Virgen María (Lucas 1:35) se hizo carne y sangre (Juan 1:1-16, Juan 1:29-34) sin dejar de ser Dios. Vivió una vida sin pecado y realizó muchos milagros para confirmar su divinidad. Murió en la cruz en un sacrificio perfecto para pagar por nuestros pecados (Marcos 10:45).  Al tercer día de su muerte, resucitó de entre los muertos, victorioso sobre el pecado y la muerte (1 Corintios 15:3-8). Se apareció a sus discipulos y subió al cielo desde donde reina a la derecha del Padre sirviendo como nuestro intercesor.

El Espíritu Santo es igualmente importante al Padre y al Hijo. Es el Espíritu Santo quien nos hace conscientes de nuestra necesidad de Cristo (Juan 16:8-11). El habita y da poder al creyente (1 Juan 4:13, Gálatas 5:16-26). Su presencia en nuestra vida es un sello y una garantía de que somos hijos de Dios (2 Corintios 1: 21-22).  El Espíritu Santo le da a los creyentes dones espirituales para ayudar a otros (1 CorintIOS 12:7-11, Romanos 12:4-8).

La salvación es un regalo de Dios. La muerte de Cristo en la cruz es el único pago suficiente por nuestros pecados. Todos hemos pecado, pero todos podemos ser salvos. La salvación está disponible para todo aquel que ponga su confianza en Cristo como su Señor y Salvador (Romanos 3:23, Romanos 6:23, Juan 3:16). Tdos aquellos que confíen en el Señor Jesús deberán arrepentirse de sus pecados, confesar su Fé y ser bautizados (Romanos 10:9, Hechos 2:38).

La Iglesia es el Cuerpo de Cristo en la tierra, empoderado por el Espíritu Santo para continuar con la tarea de alcanzar a los perdidos y discipular a los salvos, ayudándolos a convertirse en fieles seguidores de Jesús (Efesios 4:1-16).

La Biblia es la Palabra de Dios, autoridad y doctrina de vida (2 Timoteo 3:16).

Cristo regresará un día y juzgará a vivos y muertos. (2 Tesalonicenses 1: 8-10; 1 Tesalonicenses 4: 13-18) Los creyentes serán bienvenidos a la presencia de Dios en el cielo. Los que no creen serán enviados al lago de fuego, separados de la presencia de Dios.